domingo, 17 de mayo de 2015

Deporte, sí, si se puede. Gracias maestro




Os acordáis cuando el club de fútbol, el de Carboneras, jugaba en el campo que había donde está hoy el Colegio Federico García Lorca. Yo me acuerdo como si fuera un niño, y de mis tíos por la banda… no había árbitro que no fuera abucheado. Nosotros saltábamos la valla, entre tochanas de cemento. Eran geniales aquellos partidos. En los colegios no existía el deporte. Lo mejor qué hacíamos parecido a deportear era correr a pillapilla, al chinchamonete, y arrachar una ola en el Lancón. No había más.

Hasta que llegó un hombre con bigote, humilde, activo, trabajador, inteligente, cariñoso y sobre todo, un padre para muchos de nuestros hijos, y nos puso a todos a jugar a balonmano, a hacer atletismo… y poco a poco empezaron a salir las clases de tenis, de bádminton, de fútbol, de baloncesto, de rugby playa, de vóley playa, la carrera Agua-Carbo y ahora hay hasta zumba y pilates.
Era algo más que hacer deporte. Era algo más que competir. Miguel París inculcó una filosofía de vida a nosotros y a muchos de nuestros hijos. El respeto, la amistad, el trabajo en equipo, la participación, la convivencia, la justicia, el reto personal, la humildad, el autodominio. Eso es el deporte.
La generación del 70, 71, 72, 73… hasta la actualidad llevan fijado en el pecho el nombre de sus entrenadores, y de ese alguien que apostó por el deporte, desde los pequeñitos, hasta los mayores, porque tenía claro que el deporte y ser carbonero, era una pareja perfecta. Los balonmanistas pasean y llevan Carboneras por toda España y ganan muchos campeonatos; el fútbol, el tenis, el baloncesto… también dieron sus frutos. Y muchos de nuestros/as hijos están estudiando educación física, juegan en otros clubes… gracias a aquella fábrica de valientes.

Quien apuesta por deporte, quiere a Carboneras y a los carboneros. Las personas importan. Y es una de las cosas que hay que pensar cuando uno decide elegir a alguien que marque su destino futuro. Y por favor, acaben ya el Pabellón de mis sueños. Eso sí que puede atraer también turismo, otra manera de vender Carboneras de forma saludable. Cuatro años parado, por favor, hay que terminarlo y explotarlo a tope. Costará sudor y lágrimas, pero seguro que hay valientes, que piensan en deporte y lo van a terminar.
Gracias maestro.