miércoles, 13 de septiembre de 2017

El escultor y pintor argentino Julio Le Parc donará una escultura monumental a nuestro pueblo


Detalles como éste hacen un pueblo grande. El escultor y pintor argentino Julio Le Parc, icono del arte contemporáneo del siglo XX, donará al pueblo de Carboneras una espectacular escultura con la que rendirá tributo a la localidad que le acogió y enamoró desde hace 50 años, según ha informado el Ayuntamiento a través de su web.

El proyecto que se encuentra en fase de desarrollo cuenta con el apoyo del Ayuntamiento y en especial del alcalde, Salvador Hernández, quien se ha mostrado muy interesado en que el proyecto llegue a buen término.  Precisamente, hace unos días  y antes del regreso del escultor a Francia, han mantenido varias reuniones para cerrar detalles de la escultura y poner a disposición del artista al equipo técnico del ayuntamiento para determinar materiales, dimensiones y posible localización.
Durante la reunión, el escultor argentino manifestó que “la escultura estará a la altura de lo que el pueblo de Carboneras se merece. Una obra llena de luz y movimiento, parte esencial de mis obras”.
“Este es mi pequeño tributo a este localidad donde llevo disfrutando de su tranquilidad, mar y belleza desde hace más de 50 años. Mis últimas obras quiero que estén en espacios públicos y sean apreciadas por el mayor número de personas”, añadió.

Pero mientras que los contenedores estén rotos, las calles estén de patas arriba... menos mal que siempre quedará La Mar Divina.

Julio Le Parc nació en Mendoza (Argentina) de donde emigró en los años 50, estableciendo su residencia en Paris. Desde esta ciudad, llegó a Carboneras en 1966, invitado por uno de sus grandes amigos el historiador francés Jean Claude, quien conocía la localidad desde hace varios años. Tras disfrutar de un verano inolvidable, adquirió un pequeño terreno cerca al Puerto pesquero de la localidad y  desde entonces es un asiduo de los veranos de la localidad.
Considerado uno de los grandes nombres del arte contemporáneo del siglo XX, su extensa obra sorprende por la variedad de materiales, estilos, técnicas y disciplinas utilizadas a lo largo de su carrera, cuyas instalaciones móviles suelen ser las más célebres.
En 1966 obtuvo el primer premio de la XXXIII Bienal de Venecia. Entre sus obras más reconocidas destacas Cellule á Pénétrer (1963-2005), Continuel-lumière cylindre (1962) y Continuel-mobile (1962-1996)