martes, 14 de julio de 2015

Greenpace se pasa tres leguas con su mala prensa contra la playa del Algarrobico, tendrían que recibir el premio limón




Todos tenemos buenas y sanas razones para gritar contra la amenaza que para el futuro de todos supone el cambio climático, la urbanización masiva, proteger la biodiversidad en todas sus formas, prevenir el abuso de los océanos, las tierras, el aire y el agua, terminar con todas las amenazas nucleares o promover la paz, el desarme mundial y la no violencia. Él o la que no piense así que levante la mano. Creo que nadie puede tener un mensaje contrario, pero en lo que no estoy nada de acuerdo es en la continua pésima imagen y mala prensa que está dejando como herencia Greenpeace a nuestro pueblo. Ayer la noticia es que El Algarrobico abre la lista de las peores playas, pues no señores, porque allí, dónse se ha construido un hotel abanderado como la aberración de la destrucción de la costa y el urbanismo insostenible, existe una de las mejores playas del Levante español. La playa, el marco incomparable de la Áqaba legendaria, sigue intacta, persiste, o os la recomiendo, porque tiene algo de magia.

Efectivamente, la organización ha vuelto a llamar la atención sobre una lista de playas poco recomendables por ser ejemplo de despilfarro, contaminación o urbanización descontrolado. Sinceramente, creo que están ciegos y juegan con los intereses turísticos de Carboneras. Un mensaje erróneo que destruye las perspectivas económicas y turísticas de nuestro pueblo. ¿Quién diría, parece que aquí, en Carboneras las casas invaden el mar? Sólo tienen un nombre hipócritas y cínicos. Que el hotel se pudo hacer de otra manera, de acuerdo; que podría causar menos impacto, también; que este modelo turístico es obsoleto, también; que no hay que destruir las lomas con tanto ladrillo y no cometer "atentados urbanísticos", correcto; pero también ha llegado la hora de que Greenpeace haga autocrítica y reconozca que se está pasando tres leguas. Creo que podrían darle el premio limón, por sus agrias campañas en contra de un pueblo, que para mi es el mejor del mundo; y se si se trazará un buen plan estratégico local de turismo, donde todos remasen en una única dirección podría convertirse en uno de los rincones más privilegiados de España.


Carboneras debe pensar desde hoy mismo en las nuevas claves competitivas en función de las exigencias de los nuevos turistas del siglo XXI. Del atractivo de unos espacios turísticos revalorizados y más sostenibles junto a su capacidad de integrar experiencias singulares y novedosas como ofrece nuestro pueblo depende que seamos más competitivos, con una oferta más diversificada y diferenciada, que a su vez permita superar los retos de la estacionalidad. Ello sólo se podrá lograr conciliando al máximo los esfuerzos públicos y privados. Ser mejores ya no radica en engrosar el número de turistas per se, sino en procurar una mayor rentabilidad y derrama socioeconómica. Ay que romperse la cabeza, pero Carboneras es única.

Me quedo con “El cuento de la vida” de Carmen Panadero, una historia común de pequeños detalles pero de un gran significado humano y emocional, en la que se puede sentir identificada cualquier persona. Un homenaje a las mujeres valientes que han sido capaces de reaccionar en un momento de su vida para que ésta no sea perdida. Una pequeña joya como El Ascensor de la compañía de La Milana Teatro, que mañana no me pierdo en la Casa de la Música, una comedia musical que me permitirá echarme unas risas y me enseñará que en el amor todo es posbile… cuando menos te lo esperas. Y el jueves, flamenquito del bueno; el sábado a nadar... Quien no quiere ser feliz es porque no quiere.