domingo, 20 de marzo de 2016

Aprendices de políticos y falta de liderazgo para ensombrecen una inauguración de bajo perfil para un símbolo de la educación, el colegio Simón Fuentes



Todos los problemas de este mundo, todas las heridas de esta Humanidad se curan con EDUCACIÓN. La discriminación, el racismo, la violencia, la insolidaridad, las guerras, la homofobia e incluso la incompetencia es falta de educación. Porque los valores de la educación no acaban cuando se tienen amplios conocimientos en macroeconomía o de física, o de mecánica, o de inglés de... o si han leído muchos libros. Parece como si aún no hubiésemos comprendido que el verdadero éxito nunca es individual y debe ser colectivo; es el triunfo de una sociedad más justa, más honesta, más comprometida con el débil, más equilibrada, más honrada. Y eso también es educación. Y eso es de lo que careció la inauguración del CP Simón Fuentes, una referencia en la vida de casi todos los carboneros y carboneras. Un acto público para privilegiados, para vip's, de bajo perfil por incompetencia, o por falta de entendimiento y de liderazgo de las Administraciones, llámase Junta y Ayuntamiento, y quizás de una persona con sentido común que imponga por encima de criterios políticos, diferencias y sinsentidos, el sueño de casi 400 familias.

La inauguración de un colegio es un día de fiesta, donde quizás el acento se tuvo que poner en los niños, que son los verdaderos protagonistas del día a día, y del futuro más inmediato de nuestro pueblo. Un paseo por las aulas no es suficiente para conocer en profundidad la labor educativa de un colegio, y menos la ausencia de las familias, un eje fundamental en la comunidad educativa, a pesar de que estaban presentes representantes de la asociación de padres.

Maestros y padres hemos de ser un equipo, debemos comportarnos como tal, y haber tomando la gran decisión de liderar una inauguración que no se volverá a repetir en décadas. Quedó vacía y triste. Debemos mirar adentro, sacar lo mejor que tengamos para ofrecer a la sociedad y comenzar a darlo a los demás si realmente queremos un cambio. Y eso es lo que faltó, en un día que se marca en los calendarios. Jamás una crítica voraz solucionó un problema; si acaso, lo agravó. Jamás la ira trajo la paz; si acaso, rompió cualquier esperanza.

Pero no un día que pudo ser un ejemplo para aparcar diferencias, pasó desapercibido en la vida educativa de los carboneros/as, por incompetencia de los políticos, muchas veces más preocupados por las fotos y por el YO, que por la verdadera labor que hacen para y por la sociedad.

¿Qué hizo nuestro equipo de Gobierno para liderar el proyecto? ¿cuándo va una consejera a un pueblo no es normal que se vaya sin conocer la realidad en profundidad de este municipio? ¿por qué cuando alguién aporta no se le escucha y se mira para otro lado?

Siempre hay que aportar soluciones y no hacer críticas vacías, pero es tan triste ver una inauguración sin familias, sin niños, sin representantes de los diferentes sectores productivos y sociales de Carboneras... La educación no es enseñar a leer y a escribir, es enseñar a vivir, a compartir, a empatizar, a trabajar en equipo, en actitudes... y de eso nuestros políticos, los más cercanos tienen que aprender. Los niños/as si supieron estar porque sonrieron y con ganas. 

Lástima de tener a veces estos aprendices de políticos. La falta de liderazgo de un alcalde es en estas ocasiones cuando más se aprecia, y esta vez, quedó patente, sin adelantarse y sin ser un buen anfitrión, porque los tres millones de euros los ha puesto la Junta, pero la infraestructura está en Carboneras, y rápido que él se hizo la foto entregando una llave que no le tocaba dar a la máxima responsable del colegio. Son vaivenes que no se entienden.