martes, 5 de noviembre de 2019

HSalvaH: Carboneras no es gran hermano de las medallas. De 'autoaislado' a verse casi con las patitas en la oposición



La mayoría de los ciudadanos de Carboneras no se esperaban ese trajín de debajo de la mesa que se traía Salvador Hernández, en el silencio más absoluto, para montar una moción de censura que él ni se la cree. Felipe Cayuela tiene claro que no lo quiere, pero todo es un fin maquiavélico para volver a un Ayuntamiento que dejaron como si un tsunami de ilegalidades hubiera entrado directamente desde la Playa de Los Muertos. Salvador no debería estar ni un minuto más junto a un equipo que desea trabajar, y de hecho, más de una concejalía han llevado a cabo más proyectos y reduciendo presupuesto considerablemente, más que en 8 años de GICAR-PP y Felipe en la última etapa. Queda camino por hacer, pero las expectativas son positivas.

Si bien ante la situación de emergencia que padecía Carboneras, José Luis y su equipo negoció ceder una serie de concejalías a GICAR, siempre bajo el beneplácito de un Salvador Hernández, con síndrome de alcaldía y capaz de hacer cualquier cosa para volver a un sillón. Ahora, el alcalde de Carboneras tiene una decisión muy importante: cesarlo.

No puedes gobernar con alguien que se encierra en su despacho y que lleva cuatro meses en vez de gestionando mientras que el resto de compañeros se dejan la piel para poner en orden del destrozo felipista, urdiendo una moción de censura sin sentido, sin argumentos. El listado de pleitos que están como una espada de Damocles en su cabeza y en la de su amigo Felipe corren en su contra. Menudo par de gemelos, que no se pueden ni ver, pero que son capaces de dormir en camas separadas para volver a asaltar una Alcaldía. Pedro López lo ha dicho por activa y por pasiva, él llegó al Ayuntamiento para realizar proyectos y se ha encontrado con un equipo que rema en la misma dirección. Todos van a una y las pruebas se convierten en hechos. Y Pedro López, un hombre acostumbrado a gestionar por su trayectoria laboral en el sector de la banca, no se va a permitir manchar su imagen con un par de impresentables que pueden dar más disgustos que satisfacciones.

Salvador Hernández se está inmolando sólo. En vez de sacar a la luz como responsable de Hacienda todas las facturas que cobró Felipe, que dio a sus familiares. E incluso asumir con ética lo que dejó él a los suyos y dar un nuevo giro a la política que él llevo a cabo, se dedica a enmarañar. Salvador tiene que asumir que fue el gran perdedor, que se le ha dado la oportunidad de volver al Ayuntamiento para trabajar por el pueblo, que José Luis no es Felipe ni en formas ni en ideas ni en oratoria ni en modo de trabajar; y sobre todo, que si cobras un sueldo, por favor, chiquillo o te pones la pilas o deja al resto que trabajen. Pero es más, asume que los proyectos son de equipo y que tú has decidido unilateralmente salirte del círculo. No puede ver que Carboneras sale adelante sin él o con él. Y menos admite que las cosas vayan muy bien. A José Luis le toca tomar decisiones valientes, que no son de buen gusto, pero liderar es gestionar, tomar caminos que lleven a Carboneras a ese lugar de futuro que merece.