martes, 23 de mayo de 2017

No es de recibo desprestigiar a nuestros hijos: Paco Venzal puso un ejemplo en su libro. Trabajen o no en el Ayuntamiento, en España y en el extranjero, no hay que machacar sus horas de sueño perdidas por tener hoy unos estudios dignos y un trabajo que merecen






Anda el patio muy revuelto en Carboneras. La sentencia conocida a primera hora de la mañana contra el alcalde de Carboneras pone de manifiesto que las cosas no se están haciendo bien. Ahora habrá que saber qué pasa, quién es el próximo alcalde, si el Partido Popular seguirá apoyando a GICAR, y cómo se comportará la oposición, un PSOE valiente, con jóvenes a la cabeza, que han decidido tirar de la manta ante tanta ocultación de datos.

Pero me da lástima que hijos de Carboneras se vean insultados en las páginas de Facebook porque trabajan y muy bien, diferente es que no les gusten el color político para los que decidieron contratarle. Y me puedo referir con nombres y apellidos, pero los voy a obviar. Lo que está claro que en Carboneras todos tenemos que hacer un esfuerzo para no desprestigiar a aquellos con el esfuerzo de sus padres y sus años de dedicación a lo que más le gustaban hacen un precioso e importante trabajo. Tengo ahora mismo el Libro de Paco Venzal en mis manos, y es una lección de autoestima para un pueblo poder comprobar como los hijos e hijas de Carboneras están en puestos de trabajo en Carboneras, o bien en el Ayuntamiento, o en empresas por la provincia, o en colegios, o en institutos de investigación, no sólo en Andalucía, España y en el panorama internacional.
El talento de Carboneras se marcha, se escapa y sólo nos encontramos con la crítica y la humillación a nuestros hijos/as. Siento verdadera pena, y es así.

Diferente es que el Ayuntamiento no es el INEM, ni una empresa de trabajo temporal; y no todo el mundo puede acceder a un puesto de trabajo, porque no habría para todos, pero si podrían realizar bolsas de empleo con igualdad de oportunidades para todos. Lástima me dan las personas que reciben críticas mordaces. Todos son personas y todas tienen corazón. ¿o se les había olvidado alguno o alguna que son Dioses?

Paco Venzal se atrevió a poner sobre papel la labor de centenares de jóvenes que se buscan su vida como mejor pueden con sus estudios y dejando bien alto el pabellón de Carboneras por donde están.




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