Ya fuera de bromas, ni monólogos brillantes sobre Carboneras, y algo muy serio que se
preocupan en todos círculos de la provincia e incluso en Madrid, ¿es natural
que nuestro futuro alcalde y el partido GICAR aspirante a ganar
las próximas elecciones con su saliente, Salvador Hernández, estén callados
ante una campaña de publicidad así? A ellos no les provoca ningún conflicto
moral hacer las cosas mal, saltarse las leyes; lo que les incomoda es que les
pillen. De hecho, es que ni valoran la posibilidad de ser descubiertos, les
resulta inconcebible. Porque siempre la culpa la tienen los demás. No existe la ética, y sí la falsa moral.
Ellos rezan para que
no les descubran en lugar de cuestionar esas conductas que por estar instaladas
en el sistema no son menos reprobables, denunciables e injustificables. Lástima que no se den cuenta y solo den palos de ciego.
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