Menuda de la que se ha librado nuestra concejala de Cultura, Educación, Personal, Comercio y Festejo. De momento se va superfeliz a dar matemáticas a un pueblo de Granada y deja a sus compañeros arreglando las cuentas. Quizás podría dedicar sus últimos días a dar una lección de sumar y restar a Felipe y Salvador que bien lo van a necesitar. Lástima que Ana María se haya dado cuenta a estas alturas de la legislatura cuando su equipo se desintegra que su gran misión en la vida era ser maestra y no estar al frente de algunas concejalías que le han robado el sueño y otras que le han dado vida. ¿Dejará el acta de concejal y su dedicación en exclusiva en el Ayuntamiento? Seguro que ya lo tiene pensado y están buscando el relevo porque ante sí queda algunos de los acontecimientos más importantes del pueblo.
Ahora sí que podrá levantar el brazo y hacer un corte de mangas a alguno que en más de una ocasión no atendió a sus peticiones y ella fue incapaz de poner orden dentro de su propia comisión de Gobierno.
¿Qué pasará con las nuevas contrataciones porque ella es también es responsable de Personal cuando no hay ni tan siquiera secretario en el Ayuntamiento?
Menuda papeleta tiene Carboneras.
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