lunes, 10 de junio de 2019

No todo es 'camionfobia': Respeto para el sector del transporte, sí mano firme contra empresas contaminantes




Es más que preocupante la 'camionfobia' que se está despertando en Carboneras. Cualquier camión ahora es susceptible de crítica, sin tener en cuenta las familias que viven de un sector que representa un porcentaje importante en la economía carbonera y almeriense.
Esta tarde están llamados todos los carboneros desde diferentes asociaciones y políticos a unirse a la marea blanca para protestar contra la carga del polvo de mineral de hierro. Pero, sin embargo, hoy más que nunca todos deben tener sentido común.
Ante la falta de información, sólo se debe exigir transparencia y mano dura contra las industrias que puedan poner en jaque el medio ambiente carbonero y la salud de sus ciudadanos; pero no todo lo que transportan los camiones es susceptible de crítica en favor de un turismo sostenible.
Incluso el transporte del mineral de hierro, si se hiciera en condiciones idóneas, respetuosas podría generar riqueza para el municipio, eso sí antes, tienen que realizarse con todas las pruebas y las medidas más exigentes, incluso habilitar otra vía de comunicación, que no sea impedir un tráfico fluido por la carretera que une Carboneras con la Venta del Pobre.
Hay un dato llamativo. El 40% de la producción nacional de yeso y el 20% de la europea sale de las canteras de Sorbas. Cinco mil millones de kilos año, 1.800 viajes diarios de camiones para transportarlo a los puertos almerienses y desde allí al mundo entero. No solo representa para el municipio el puntal de su economía sino que  también se ha convertido en uno de los grandes atractivos turísticos y deportivos de la provincia de Almería.
El paraje natural de los ‘Karst’ de Yesos tiene 2.300 hectáreas y es un espacio protegido con más de 1.000 cavidades excavadas en Yeso con galerías de estalacitas y estalagmitas. Las cavernas más conocidas son la Cueva del Agua, Covadura, Yeso y Tesoro.
Esta tarde hay que exigir sí al medio ambiente, sí a la salud, pero no enviar mensajes de fobia contra un sector del que viven muchas familias carboneras.


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