Recuerdo de pequeño cómo me gustaba ver los programas de la mar. Y mis líderes eran los pescadores y como no un señor, francés, que se llamaba Jacques Yves Cousteau. Él lideraba expediciones a lo largo y ancho de todo el planeta, el explorador, marino e investigador francés descubrió de primera mano la arquitectura interna y compleja y la belleza de la vida en la tierra y bajo el mar. Él tenía claro que las futuras generaciones no nos perdonarán por haber malgastado su última oportunidad y su última oportunidad es hoy pero es más hay gente que protege aquello que ama.
Cerrar los ojos a la naturaleza solamente nos hace más ciegos en un paraíso de tontos, él creía, por eso me encanta la iniciativa siempre valiente y solidaria de aquellos ciudadanos que se unen para limpiar los fondos marinos. Además, de aquellos grupos que fomentan las actividades medioambientales. Es el mundo del mañana.
Pero es más un hijo de la mar como Carboneras no puede tirar por la borda el sector pesquero y su puerto pesquero. Y de eso felicito a otro carbonero, Simón Hernández, por sus labores de investigación que ya demostró en su trabajo fin de Máster de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) la necesidad de contar con el conocimiento de pescadores y técnicos para asegurar el futuro de la pesca tradicional. Él alertó del deterioro de las poblaciones de peces, pese a las medidas impulsadas para favorecer la sostenibilidad del sector. Según Simón Hernández, si no cambiamos a tiempo las políticas actuales por un modelo de gestión comunitaria nos vemos abocados a otro tipo de pesca más negativa para el medio ambiente y para la economía local.
Queda dicho, la pesca, el turismo, el buceo, la vela… pueden tener un aliado en Carboneras. Pero hace falta que todos los agentes de interés se unan con una mirada puesta en el futuro.
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