viernes, 13 de noviembre de 2015

Nuestro querido Simón Fuentes se despide: Espero una gran fiesta de inauguración, en una fecha, en la que los profesores, antiguos y actuales, las generaciones de ex alumnos y la sociedad pueda recordar. Aquí no puede haber excusas todos juntos


Y nuestro querido Simón Fuentes se despide. Lástima. Pena. Tristeza. Melancolía. Esperanza. Allí se criaron, aprendieron, se abrazaron, se conocieron, se reencontraron, se educaron, leyeron, hicieron teatro, comieron, entrenaron a balonmano centenares de niños de Carboneras. Nacidos en las década de los 60-70 y principio de los 80 han correteado por sus aulas, y han recibido el cariño de centenares de maestros que dedicaron su vida a la educación, esa arma que cambia el mundo. Ya no se puede hacer nada, el Simón Fuentes se esfuma como nuestros sueños y anhelos. Espero que tenga una buena despedida, y una gran inauguración del buque insignia y el baluarte de la educación que ha sido. Un gran acontecimiento en el que todas las generaciones estén invitadas, en el que se junten todos los colegas de profesión, en el que los carboneros puedan recordar aquellos tiempos.

EDUCAR
Educar es lo mismo
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.
Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.
Gabriel Celaya

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