domingo, 7 de junio de 2020

Adiós a uno de los últimos artistas bohemios: Descanse en paz Gustavo Vázquez King







Ha fallecido Gustavo Vázquez King. Uno de los últimos artistas bohemios que quedaban y
que vivía en Carboneras desde hace muchísimos años. Gustavo, como así le gustaba que le llamaba, era un hombre extrovertido, un enamorado de Carboneras, que desarrolló sus obras dentro de las tendencias del impresionismo, fauvismo y surrealismo.

En una entrevista a Beatriz Casalod, contó cómo ingresó en la Escuela de Artes Aplicadas de su Montevideo natal, donde se cultivó con los maestros, Jonio Montiel, Anhelo Hernández, Hugo Mazza, Luis Arbondo, Eduardo Larrarte,Alceu Ribeiro, Nelson Ramos, Sergio Curtto, algunos de ellos de la cantera de Joaquín Torres García, maestro del constructivismo uruguayo, con ellos aprendió técnicas de pintura, grabado, escultura, escenografía y más adelante se vinculé al taller de mi amigo y maestro, Hugo Nantes en su taller del Prado, Manolo Lima, en los Pinares de Punta del Este, también discípulos de Torres García. Ya con algunos años de experiencia comenzó su andadura en solitario por el continente. Su primera exposición la realizó en el museo Génaro Pérez de la ciudad de Córdoba, Argentina ( 1975 ). Desde ese momento realizó exposiciones en casi todo el mundo, Brasil, Bolivia, EEUU, Gran Canarias, Italia, Francia, España....

Gustavo siempre defendía que él jamás perdió la inspiración. Su estudio era una continua cocina de ideas, de experimentos y buscaba alternativas en materiales de reciclado o elaboraciones propias.

Su arte tenía influencias de Torres García, Dalí, Kandiski, Van Gooh, Matisse, Hugo Nantes, Tapies, LeParc, Turnner

En una de las fichas artísticas lo definían, como uno de los últimos bohemios, al que le resulta fácil reconocer su capacidad de inducir e interesarse por los asuntos más inesperados. Dicen los que han visitado su estudio que su taller artístico está en el sótano, desordenado y abarrotado con cuadros y esculturas, con antiguos croquis sobredimensionados de cafeterías artísticas que se extienden hasta el techo: el lugar de la obra pintada o su recinto de recuerdo artístico. Que todo aparece desordenado, irregular pero a pesar de todo es fascinante y que los visitantes se sienten lanzados hacia dentro, en el mundo de un informal, despreocupado y descuidado ambiente. Su actitud se resumía en una frase: "no vivo de mis cuadros, ellos me ayudan a sobrevivir".

Descansa en paz y un abrazo para su familia. 


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