viernes, 26 de junio de 2015

Antes de Pascual, las banderas blancas fueron una realidad todos los años. Ojo, los que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición


Acabo de llegar de tomarme un café con hielo en uno de mis bares favoritos de Carboneras, allí en la Playa del Lancón, mirando a mi Isla. Es lo más. Y escuchaba a mi lado, una conversación (ya sé que es de mala educación), pero no he podido evitar sonrojarme porque no hay nada peor en la vida que la ignorancia. Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.

Y claro y como uno guarda todo lo que le encanta de este pueblo. Aquí tienen la prueba de un periódico, antes no había tanto facebook y twitter. Antes que llegara Pascual, Salvador, Felipe... el equipo del Ayuntamiento, por cierto, socialista, había conseguido cada año banderas azules, banderas blancas y se preocupaba muy mucho por la calidad del turismo.

Ya no se acuerdan del slogan Carboneras, la Mar Divina, que dio la vuelta a España y parte del extranjero. Pues eso también lo hicieron esos que demonizan ahora los palmeros del GICAR y PP. En la vida todo está inventado. Así que me alegro mucho de que no pierdan las banderas, que trabajen a tope por el turismo, que intenten ser un ejemplo en Almería y fuera de sus fronteras, porque Carboneras lo merece, pero tienen que saber, que banderas ha tenido muchas Carboneras.

Y además, me encanta la foto de abajo Pascual con Salvador. Dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición. Espero que Pascual no se conviertan en un Salvador, ni Salvador en un Pascual. El lunes pleno, y encima viene cargadito de emoción, no perdón de aumento de sueldo para los nuevos gobernantes. Espero que al final, no salgan las propuestas porque saben ustedes quienes van a pagar los incrementos, las costillas de los carboneros y carboneras. En muchos sitios de España, los nuevos alcaldes y concejales bajándose los sueldos y aquí incrementándose. No me pierdo el pleno, ni de broma.


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