Esta mañana he ido a caminar hasta el Puerto, y luego vueltica por el mercadillo. No encuentro palabras para describir el estado de mis piernas y de mis partes traseras. Pese a caminar como un pato me siento oxigenado. ¡Muchos años esperando a que alguien me regale una bicicleta y ese alguien era yo!
Me la compro mañana para ir recorriendo los grandes proyectos que enseña la página en mi corazón Carboneras. Qué locura señores, que locura... Leo, y ¡vaya, vaya, vaya cristianoooooo! Me muero de ver que dos contenedores que quitaron de las palmeras es noticia, anda que son valientes y trabajadores; y se olvidan del olor que echan las decenas de contenedores de más arriba de los barquicos, casi en el Lancón; y de los 15 que hay en el Colegio Simón Fuentes; y de los de la calle principal de la Avenida de Almería; y los que están rotos, y los que no se pueden abril con el pedal... madre mía seguro que más de uno nos vamos a comprar mascarilla o se creen que huelen a rosas, por favor, vamoooo, vamoooo lo que hay que leer de buena mañana. Con lo bueno que es echar agua y lejia y darle un escamondao como dice mi madre.
Y los graffitis ya me contaréis, eso es el mayor logro de un Ayuntamiento; junto con el trozo de cesped que han puesto que están los bajos de las calles que se caen a trozos de tanta agua; y hoy las luces de la glorieta, pero por favor... esto parece un capítulo de los Morancos.