lunes, 6 de noviembre de 2017

A veces detrás un cartel cultural de lujo hay un buen profesional: Salva Cultura, perdón Hernández



Es de bien nacido ser agradecido. Además, decía un escritor que el hombre más feliz del mundo es aquel que sabe reconocer los méritos de los demás y puede alegrarse del bien ajeno como si fuera propio. Y hoy me vino a la cabeza este hombre de imagen pausada que ha hecho camino y que está dejando huella en el mundo cultural de Carboneras. Salva Cultura como reza en su facebook es un tipo simpático, que te puede caer mejor o peor, como todas las personas, pero lo que está claro que apuesta por el buen teatro, la música en todas sus versiones y actos culturales de primer orden en una población como Carboneras de no más de 9.000 habitantes. Un cartel de lujo que hay que saber apreciar y que con este timonero al frente marca un gran aplauso.
Confiar es imperativo. Es el fundamento de toda relación humana. Y con Salva, la cultura tiene una buena mano. Fue elegido secretario general del PSOE de Carboneras y tiene claro que trabajar a tope por el pueblo que quiere es una de sus mejores promesas por el futuro de sus hijas.
El tiene claro que Carboneras es un lugar idílico para vivir por eso se implicó en política hasta la médula porque entiende que desde ese lugar puede trabajar intensamente a la acción política de un pueblo como Carboneras.



95 y a por más: Felicidades Doña María Josefa



Hoy en las redes se podía ver esta imagen. Creo que en esta ocasión, una imagen vale más que mil palabras. Doña María Josefa cumple 95 años. ¿Quién no recuerda su consultorio en la calle de la Iglesia con olor a alcohol? ¿Qué mamá de Carboneras de la década de los 60, 70 y 80 no ha tenido el honor de consultarle a Doña María anécdotas del parto, consejos y hábitos?
Mujeres como Doña María Josefa hay pocas en Carboneras. Tenía genio, coraje, proyección, y sobre todo, un buen corazón para echarle una mano a un carbonero. Felicidades y gracias por todo lo que nos has dado.  Querida María Josefa, nunca deje de sonreir y de animar, porque estas palabras son un homenaje para una matrona, para una de las mejores, de las humanas, de las mujeres que atienden a mujeres y no a un número.