Mi elección para estos días de horroroso e indomable calor son dos libros de nuestros poetas carboneros. Dos joyas de dos grandes de la poesia ya en el panorama nacional, Raúl Quinto con su Yosotros; y Simón Hernández Aguado con Si los coches hablarán. Dos estilos diferentes pero un fin común: el poder de la literatura para transformar.
Traficantes de palabras, criados en Carboneras, de familias humildes, que conjugan el verbo escribir como grandes magos. Leer es una de mis grandes pasiones, para mirarme y ver el mundo con otros ojos. Abrir puertas y ventilar el alma. Frente al espejo es un coctail de recuerdo, amor, admiración y rabia social. Un alimento curativo para disparar las balas del tiempo, reirse de la crisis, o absorber el último trago de la botella del destino. Dan aires a las ilusiones, aniquilan el miedo y destrozan la lata de conservas en la que cada uno ve el miserable mundo. Grandes buscadores de letras en tacitas de sueños.
Y mientras que leo me siento triste. Ha muerto Salva. Salvador Belmonte, el del cine, una persona con un alma viajera, con una sonrisa permanente y que dejó huella en Carboneras. Descanse en paz, y mi más sentido pésame para toda su familia.