Es impresionante. Creo que al responsable del Turismo de nuestra Carboneras hoy se le cayó el alma a los pies ahora que está ya más descansado en ver la imaginación o la cara de poner dos sofás en la playa del Lancón. No, no son dos delfines. No, no son dos tablas de surf. Dos sofás, ni más ni menos.
Para llorar o reír. Para decir que los carboneros somos diferentes. Para acordarnos del padre o de la madre de alguno/a. Para decir VIVA LA MAR DIVINA, Carboneras enamora. Creo que le han dado la mejor idea a nuestro concejal, convertir el Lancón en un gran chill out, con la música de las olas como sintonía.
Sin palabras.