Mientras que en el País Vasco se enviaban paquetes bomba a personas que no pensaban como ellos, en Carboneras se dañan los coches con ácido, insultan, amenazan de muerte si es necesario. Lástima. Mientras que en el País Vasco destrozaban la cara y las manos a alguién que abre una caja en su casa, o le hacían un agujero en la nuca, o levantaban por los aires su coche; en nuestro pueblo, hay un grupo de personas, que están dispuesto a todo para dañar al adversario, que ha sido siempre vecino de toda la vida, al precio que sea.
Del ácido en sus coches, a rajar las ruedas, a las amenazas
o las pinturas y panfletos. Se lo saltan todo a la torera en un Estado de Derecho
en España, en Andalucía, en Almería y en Carboneras que derrotó al “terrorismo”
hace ya años. Pero a los carboneros, a la gente de bien, a la gente
trabajadora, a la gente que desea vivir en paz viendo a su pueblo progresar les
sacan los colores un día sí y otro no. Algún día, no les quedará a este grupúsculo
de “intolerantes” de aceptar y reconocer que cada ácido que lanzan, que cada
pintura que hacen, que cada panfleto que tiran, que cada grabación que sueltan,
que cada atrocidad que comenten, les aleja y nos aleja de un proyecto de
construcción de un pueblo.
A José Luis Amérigo le ha tocado la época más dura de la
historia de Carboneras. Cierre de industria, covid-19, crisis por el transporte
de hierro, de la farsa reorganización del Puerto Pesquero, la creación de
empleo…
Pero en Carboneras discrepar e intentar construir un pueblo
mejor se topa con los “intolerantes” que están dispuestos a todo para cruzar
esa línea roja. Se necesitan toneladas de gel hidroalcohólico para enjuagar la
boca de más de un “intolerante” e incluso lavar las manos de aquellos que
utilizan la maniobra de maldad para intentar cargarse todo lo que ellos
entienden que van en contra de su voluntad.
A José Luis Amérigo, le ha tocado la partida más dura. Dar
un buen golpe encima de una mesa para CONSTRUIR UN CARBONERAS como se merece.
Me cuesta mucho imaginar a Emmanuel Macron negociando los presupuestos de
Francia con un partido que justificara los atentados de Bataclán, a Boris
Johnson los del Reino Unido con el islamismo radical, o a Joe Biden charlando
en la Casa Blanca con los amigos de Al Qaeda.
Hubiera preferido dedicar todo este artículo a glosar las
bondades de nuestro pueblo, que mira que las tiene y estos grupos la
desperdician en contra de un mayoría humilde que necesita progresar, pero
considero una obligación recordar al ser amoral que el viaje desde el ácido,
las amenazas, el insulto, las popeyadas o las pinturas en las paredes no es el
camino para llegar al poder. Y menos la mentira.
Carboneras tiene puertos para ser bases logísticas de
empresas reconocidas mundialmente, Carboneras tiene un puerto pesquero para
conseguir establecer una industria alrededor de él, Carboneras tiene playas
para buscar la tranquilidad de sus visitantes, Carboneras tiene miles de niños
que necesitan cultura, educación, música, deportes; Carboneras tiene familias
que desean vivir en paz; Carboneras tiene un sector comercial y de autónomos de
servicios y construcción que se levantan todos los días con la ilusión de darle
de comer a sus familias y de crear bienestar; Carboneras no se merece tanta
amenaza para el olvido de Administraciones.