Ni el concejal de Medio Ambiente, Salvador Alarcón; ni el líder del GICAR, Salvador Hernández, estuvieron ayer en la Glorieta. No quisieron escuchar ayer el sentir de los carboneros. No asistieron al #18M NO a la carga del mineral de hierro. #No las industrias contaminantes.
Y luego Felipe les da la razón. Y luego Felipe les da la palabra en los Plenos. Y luego Felipe se une con ellos contra la sinrazón.
Dos grandes favores Felipe.
Uno, no dejes llorar a la Isla. No por favor, no la dejes porque ella también siente tu desgana, tu falta de actitud y valentía para plantar cara desde el 2012 que Carboneras no quiere más industrias contaminantes. Los carboneros hemos perdido 7 preciosos años desde que Salvador Hernández dijo SI al proyecto de las minas. ¿Por qué no se lo prohibiste, levantando la mano en contra? ¿Por qué no lo evitaste para que hoy todos los carboneros, en mayúscula, no nos pusiéramos rojos ante tanta injusticia y tanto pasotismo, mientras tú te preocupabas de que tus familiares, tu padre facturarse? Eso Felipe, no se hace. ¿Y ahora qué?
Dos y último favor Felipe: Deja a José Luis a hablar el miércoles. Sí en el pleno, déjalo que se exprese, déjalo que explique el sentir de todos los carboneros que él representa y qué todos los carboneros le trasladan; déjalo que llore por Carboneras, que grite por Carboneras, que defienda Carboneras. ¿Por qué sabes Felipe, Carboneras es de los carboneros, y no es del que se sienta en un sillón con tics de autoritarismo y hace todo lo contrario a lo que predica?
Eso Felipe te haría grande, te haría transparente. Si tú a tu padre no le facturas, si tú a tus adversarios le das la mano para que se explique, si tú a tus adversarios los respetas con educación... eso es Felipe la democracia que tú te has olvidado de aplicar.
Nos deja alucionados el descaro con el que lo haces. Ojalá NO te deje ciego el oportunismo y esa revancha de 8 años sin mover ni un sólo dedo en tu despacho.
La esperanza es lo único que no se pierde. No dejes llorar a la Isla. No nos des por muertos, únete al desencanto y eso se hace dejando hablar a todos, sin excepción. Carboneras es de todos los carboneros y no estamos dispuestos a tragarnos lo que sentimos.
No vamos a decir "no nos importa" con las lágrimas en los ojos, porque con Carboneras ni se juega ni se vende.