Envejecer es un arte, hay que aprender hacerlo. Esta frase lo dijo Catalina Hoffmann, una de las impulsoras de una de las empresas privadas más importantes en atención a integrar a personas mayores y sus familias y dar respuesta puntual por otro a los problemas de salud vinculados con el envejecimiento en las diferentes etapas de la vida a partir de los 55 años.
Pues la verdad que hoy me atrevería a lanzar una idea, que más de una vez he escuchado, la necesidad de dar atención a nuestros mayores en Carboneras, a través de un Centro de Día.
Son equipamientos especializados no residenciales, de contenido socio-rehabilitador dirigidos a personas mayores con autonomía reducida. Atención geriátrica y rehabilitadora, cuidados personales, asistencia médica de carácter preventivo, terapia ocupacional, atención psicosocial, actividades físicas y de tiempo libre y transporte al centro, en régimen de media pensión.
En esos centros es donde el anciano pasa unas horas mientras sus familiares trabajan (como si se tratara de una guardería infantil) o donde está asistido si carece de ellos pero aún goza de autonomía para dormir en casa. Está considerado como un servicio que retrasa la dependencia total, y, por tanto, el ingreso en una residencia. Y, si el centro está bien dotado, el anciano encontrará compañía, rehabilitación, atención psicológica, peluquería, podología. Y los familiares, unas horas de respiro.
Los gobernantes de Carboneras podrían ir pensando en este proyecto. Sólo es cuestión de prioridades. Ah y de paso, pedir a la Junta de Andalucía, en concreto a la Consejería de Salud, que vaya reforzando algunos servicios del Centro de Salud. Carboneras se lo merece y sus ciudadanos también.
Las personas son lo primero.