Dicen que un buen político se define por la presencia y equilibrio de diferentes “virtudes”: una aguda capacidad de cálculo, buenas dosis de audacia, arrojo, liderazgo, coherencia, transparencia, un innegable amor por tu pueblo y de servicio público y saber decir me he equivocado en el momento justo y necesario para avanzar hacia una nueva meta que te mereces y alguién te robó. Siempre las crisis son una verdadera oportunidad y las caídas son a largo plazo unas excelentes alas para elevarse a donde quieres que te lleven. Son tiempos nuevos, de Ada, de Manuela...
En un momento como éste, se avecinan nuevos tiempos políticos:
1.- Cada palabra que se diga generará una onda expansiva que llegará hasta las elecciones generales.
2.- Un buen vaso lleno de transparencia provocaría una buena dosis de ilusión, siempre se empieza cero a cero.
3.- No siempre se gana, pero siempre se puede colaborar y cooperar. Ni el mejor de los mejores equipos de la historia es capaz de vencer siempre. Así es la vida. La diferencia está en darlo todo. En intentarlo una y otra vez. En trabajar y trabajarse la victoria, pero llegan tiempos de cooperaciones.
4.- El equilibrio es fundamental. Los extremos siempre fueron peligrosos.
5.- Es importante sentirse arropado por tu público. Simeone lo tiene claro: “la gente no sabe la fuerza que transmite a los jugadores”. Cuando tienes el clamor del público, en el futuro serás un claro vencedor moral.
Humildad, competitividad, honradez, equilibrio, entrenamiento, equidad, tribu, sorpresa, reinvención, resiliencia, perseverancia, disfrute. Y sobre todo, quedar siempre como una gran persona. Cuando alguien te habla desde su corazón, empatizas con esa persona. Puedes encontrar puntos de conexión, puedes tener diferencias, pero siempre imperará el sentido común, las buenas formas y una excelente presencia. Sólo hay ponerse en pie y echar a andar.