Seguro que Nona, la mujer de D. José Fernández no hubiera quiero ni elegir para morir el día 12 y 13 de junio. Esos días en los que su marido disfrutaba como un niño de sus Moros y Cristianos. Seguro que Nona, nunca le hubiera hecho a su marido estar triste esos días en los que su alma se entregaba por completa a dirigir esa relación entre guerras y bautismo de nuestro Santo Patrón.
Hoy nos hicieron llegar este bonito obituario en recuerdo de una mujer fuerte que cerró sus ojos un día en el que la novena entonaba el himno que tanto amaba su marido. Descanse en Paz.
"A mi Nona"
La unión mágica de Cádiz aterrizó en Carboneras. Almería.
Un lugar lunar con mar sol y magia. El visionario de uniforme sabio, mi maestro Don José Fernández, ejecutó parte de sus sueños en ese sitio que fue su morada territorial, no sin el apoyo logístico, detrás del genio, de la coronel de artillería mi Nona.
Nona en retaguardia nos vistió a todos en las fiestas de moros y cristianos organizadas por el General Fernández.
La recuerdo arrodillada tomándonos las medidas en los flecos de los disfraces, poniendo orden entre el chiquerío, alborotado y festivo.
Lástima que las fotos no lo testimonien.
Pero nuestra memoria al evocar conserva imágenes parciales de que fue real.
Así lo recuerdo yo, repito.
De bronca inmediata. Fiera de disciplina.
Una mujer ejemplar de otra época mi Nona.
De cálida memoria que no derretían los años a mi llamada. E inquiria traviesa y curiosa. Explícamelo. Implacable en la conversación íntima. Ni el Tribunal Supremo de España me acojonaba tanto en el trato. Yo brusco e impetuoso se las soltaba. Ella, de bronca inmediata hasta el final. No reveló datos.
¿Cómo me reconoció? Al volver a Carboneras tras 20. No lo recuerdo. Pero sentado y trajeado como abogado en el Ayuntamiento de Carboneras venido de Madrid me impeló tú te llamas Bergillos?. Sorpresa mía. Era tu madre.
Escrito por Sr. José Bergillos, ex alumno de D. José Fernández