Pronto podremos ver al concejal de Deportes, Pedro J. Venzal haciendo piruetas con su skate en la pista central que están construyendo en el parque junto al Puerto Pesquero. O quizás al alcalde, nuestro Salvador Hernández, que está demostrando en las últimas carreras en las que participa que el mundo del running es lo suyo. Ahora han dejado al pueblo boquiabierto con la construcción de una pista que contará con una rampa de salto, un box, un curb y una funbox. Y además renovarán todas las máquina de gimnasia biosaludable allí ubicadas e instalarán nuevas zonas verdes con más plantas autóctonas.
Una infraestructura que cubre, según ha manifestado, la demanda de los jóvenes de la localidad, mientras que no se crea ni una iniciativa público-privada que pueda dar trabajo y crear bienestar social.
Es fácil crear una pista de 46.300 euros para tener entretenidos a unos jóvenes que se tienen que buscar la vida fuera de un pueblo que les encanta, porque sus gobernantes son incapaces de crear puestos de trabajo, porque están ensimismados en complacer los compromisos personales electorales y al holding de la calle Sorbas. Mientras el pueblo está más abandonado que nunca, con farolas rotas, basuras por doquier, falta de infraestructuras de primera necesidad, y más que una rata que busca entre las decenas de contenedores aparcados en el Simón Fuentes. Ya no necesitan los vecinos de Carboneras salir a pasear por el Paseo Marítimo, sino hacerse unos largos para llegar desde su casa casi al otro lado del pueblo en busca de un contenedor. El Ayuntamiento debería regalar skates para llevar las bolsas de basura, algo atractivo.