Es duro gobernar. Cuatro años viviendo de rentas con proyectos ya conseguidos, luchados y esfuerzos menospreciados por los que se colgaban las medallas en sus inauguraciones, poniéndose la mano en el pecho (GICAR-PP).
Existe demasiada incompetencia junta. Carboneras se esfuerza. Sus mandatarios no están a la altura.
15 de agosto. Plena temporada turística y son incapaces de arreglar una arqueta de aguas fecales en pleno corazón y centro turístico de Carboneras o convencer con un plan de recogida de basura. Se les tenía que caer la cara de vergüenza.
Lloran porque no les hacen caso, porque no le han aprobado un proyecto de restauración histórica, cuando en numerosos despachos de la Diputación, Junta de Andalucía, y ya no quiero decir Madrid, ni les conocen de que color tienen los ojos. Se reparten el despropósito a manos llenas. A casa no nos van a traer nada. Lo tienes que pedir, luchar, convencer, liderar...
Ante problemas domésticos, ante soluciones rotundas, lo de este Ayuntamiento parece de chiste, de pandereta, de miseria.
El suyo es un gran plan: favorecerse ellos y los suyos y hundir en la miseria a todos los demás. Pero no se dan cuenta que hacen daño a todos los carboneros. Ya no vale vivir instalados en el pasado, ya no me vale la culpa fue de la famosa copla de "tu tito", la culpa la tiene este actual equipo GICAR-PP-La pandilla del Ariel (hay que empezar a hablar alto y claro) que son incapaces de llevar a cabo un proyecto digno sin controversias, con convencimiento y sin claro oscuros. Hasta en la rotonda nueva, alguna desgracia ocurrirá, ya un camión se quedó encajado. Pero tan difícil es pensar y planificar. Son casi como una quiniela, no aciertan ni una.
Y mira que me fastidia denunciar los problemas de Carboneras, cuando la marca de nuestro pueblo, en pleno mes de agosto se pone en cuestión para centenares de visitantes que apostaron por nosotros. ¡Tenemos que mirar tanto y trabajar tanto! Un deber sencillo: re-pre-sen-tar-nos, ges-ti-o-nar. Es cuidar a Carboneras.
Gestión es hacer las cosas bien, liderazgo es hacer las cosas. Pues ni una cosa ni otra. Lástima de tenerlos de gobernantes que no disfrutan del verdadero valor de las ideas, los proyectos y las medidas que con toda la ilusión y esfuerzo del mundo necesita nuestro pueblo. Porque un gobernante que quiere a Carboneras no deja esta arqueta así. Porque un gobernante que se preocupa por los suyos, no llora, ni culpa, lucha. Porque un gobernante que desea lo mejor para su ciudadanía se arremanga con todo su equipo, y no deja ni un minuto por cuidar, por tratar con igualdad, por soñar por una Carboneras más próspera.