La actitud de los concejales del Ayuntamiento de Carboneras
se ha convertido en un verdadero circo en las redes. Y a los carboneros no les
gustan los malabares de alto riesgo, de saltos mortales. Los experimentos han
sido un fracaso, y el carbonero de pura cepa, es humilde, inteligente y sabio.
Los amigos del GICAR y PP ya deambulan por facebook como auténticos groguis,
atontados, aturdidos en el ring de boxeo.
Insultan, menosprecian y borran los comentarios que no les
interesan leer porque son unos auténticos emperadores de la no libertad de
expresión. Las páginas públicas de un Ayuntamiento de Carboneras o En mi
corazón Carboneras las aniquilan de comentarios y te expulsan en el momento que
no comulgas con su padrenuestro.
De sus rostros se refleja la debilidad y el resentimiento y
el odio, y no dan crédito que los carboneros de bien, los honrados, los
trabajadores, los humildes, los que queremos Carboneras, no se traguen sus
cuentos y sus cuentas.
Ni en la
Junta , ni en la
Diputación , ni en los municipios vecinos, ni en los
patronatos, ni en las empresas afincadas en Carboneras, ni en muchas familias
de Carboneras han logrado arrancar ni un gramo de confianza; porque ellos son
desconfiados en sus formas y lamentos; y han avasallado a muchas de las personas
con grandes problemas y graves dificultades económicas se han acercado hasta la
puerta del Ayuntamiento para pedirles ayuda.
Pero lo que es peor meten el miedo en el cuerpo a los
funcionarios y a los trabajadores de algunos organismos del Ayuntamiento de que
si el 25 de mayo no vuelven a estar sentados en sus sillones de ese salón con
mirilla, los van a echar a la calle.
Aquí los únicos que han echado a la calle a funcionarios han
sido ellos. Aquí los únicos que no han querido a Carboneras han sido ellos.
Aquí los únicos que se quedan sentados sin ir a buscar ayudas económicas han
sido ellos. Aquí los únicos que no quieren las banderas azules son ellos (ya lo
dijo el líder del PP en un Pleno en 1995, que Carboneras no necesitaba ninguna
bandera azul). Aquí los únicos que no respetan a los carboneros son ellos.
Carboneras es un pueblo que merece más respeto y corazón. Hay
que darles las gracias por sus obras y por cubrir un pobre expediente (poner
jardinería, parchear algunas calles, arreglar los cristales de la glorieta, el
gran encuentro de Carboneras Literario, fiestas múltiples, expo en el Pabellón,
construir el bulevard hasta el cementerio, las múltiples estatuas, homenaje a
Lawrence de Arabia, pasear a los moros y cristianos por Fitur y la Punta del Moral…) Quizás me
deje algo, pero eso fue obra de los que no dejaron gobernar, que pensaron en grande, y
ellos tuvieron la suerte de terminar. Menos mal, menos mal.
De bien nacido es
ser agradecido. Y eso es lo que ellos nunca podrán aprender. Yo quiero en
Carboneras gente que piense en las personas, y quiera a Carboneras. No es un
espejismo, ni el sueño de una noche de verano. Ni un ramalazo ni un capricho. Es
una realidad, se puede cambiar. Los carboneros necesitan un cambio. De los
errores se aprende. Pero la transformación del pueblo es posible, si todos
juntos queremos. Pese a quien le pese.