El día después de las elecciones siempre llegan los análisis. Más que unos resultados electorales de Carboneras parece una carrera de Fórmula 1, repleta de averías, golpes, salidas de pista y sobresaltos. La velocidad de los acontecimientos es tal que cualquier pronóstico se queda viejo en horas, incluso el de los que entierran al Partido Popular en Carboneras.
El Partido Popular en Carboneras se ha pegado un buen batacazo. Y no ha sido el partido de Albert Rivera, o el de Pablo Iglesias el que le ha puesto la zancadilla puerta por puerta, sino sus propios socios de Gobierno, que no sólo no les dejaron gobernar dos años que le tocaban según su pacto de 2011, sino que al final le han robado la cartera, menospreciándoles, criticándoles y echándoles todas las culpas del deterioro de Carboneras.
El GICAR, y el tandem Salvador-Felipe, les ha hecho la cama a Salvador Alarcón, un hombre ya curtido en el Ayuntamiento, que se ha dejado engañar; a José Gómez Lozano, que han dilapidado hasta hacerlo desapararecer, y no quiero contar lo que han hecho con Mercedes y Beatriz, hasta hacerlas llorar y deteriorar su imagen.
Los históricos del Partido Popular de Carboneras no se creen los resultados obtenidos, el bofetón que les ha dado GICAR hasta hacerles una verdadera sangría.
Ahora el foco está puesto en Pascual Díaz Hernández, el que han dejado liderar el Partido Popular toda la campaña, que no está dispuesto a casarse con nadie a cualquier precio y espero y deseo que defienda a los más de 600 votantes del Partido Popular que no ven ya con buenos ojos otro matrimonio con Salvador y Felipe; y a los más de 1.800 ciudadanos de Carboneras que apostaron por el cambio depositando su papeleta por el PSOE, la fuerza más votada y que ha rozado la mayoría absoluta. La gran ganadora de estas elecciones, pese a quien le pese.
Ya hay voces dentro del Partido Popular en España que defienden que gobierne la lista más votada, y aquí en Carboneras es más que necesario si se quiere avanzar hacia el camino de futuro; y donde el Partido Popular podría colaborar para construir y apuntarse un buen punto en defensar de una Carboneras como Dios manda.Los bulos ya corren por las calles, y Salvador y Pascual tienen en su mano el voto de la responsabilidad, por encima de odios, sinrazones, y la hecatombe que va a sufrir Carboneras en manos de Felipe y Salvador.
Ellos lo saben porque lo han sufrido en su piel cuatro años.
Lo que les ha ocurrido supone un serio aviso: o se reinventa el PP haciéndolo de otra manera (los acuerdos puntuales también sirven para revitalizar a un partido ahora mismo agonizante) o las van a pasar canutas en las próximas elecciones, e incluso en las generales. La reconstrucción del PP pasa por divorciarse de unos amigos que les han llevado a la ruina. Si no pueden encontrarse dentro de cuatro años, en la cama con su enemigo. Os imagináis a Felipe y Salvador desembarcando en el PP. Creo que Amat, no lo va a permitir.
Lo que está claro que el PSOE no está ahogado en la orilla como dice el líder de GICAR, Salvador; que de político analista no tiene desperdicio; han subido en votos, han suscitado ilusión y compromiso y son un ejemplo de trabajo, educación, diálogo, avance y proyectos para nuestro pueblo.
Yo de él me iría a un diván de cura o a una sauna para aprender a ser tolerante, tener apertura de mente y utilizar expresiones dignas de personas que piensan en personas.
En Carboneras, confundimos sentimientos con opiniones y venganzas con justicias, Sr. Salvador Hernández.
Sé que Pascual Díaz Hernández no va a pasar por el aro porque a él lo que le mueve es Carboneras y sus sueños; no le ha gustado ni un pelo que se lo hayan querido cargar; y va a evitar por todas no dejar este barco a la deriva en manos de los simplones Felipe y Salvador, que han perdido las elecciones haciendo política de barra y vino gratis. Ahora toca esperar, todas las quinielas están abiertas. Y a Pascual le toca mover la verdadera ficha de su vida, o Carboneras o clientelismo político de GICAR.