Juego de Tronos llega a finales de esta semana a Carboneras. Según los últimos datos que revela el diario La Voz de Almería, la serie instalará su centro de operaciones fuera de Carboneras y rodará una escena ante la torre que está al lado del faro, pero la retocarán digitalmente para que parezcan nueva.
La ficción estadounidense se encargará de limpiar los grafitis que afean algunas partes del monumento y rellenará de tierra el acceso hasta el torreón, al menos temporalmente, con el mismo tono que predomina en las inmediaciones. Esa pasarela, junto a la explanada que circunda el inmueble, estará repleta de lonas verdes sobre las que la ingeniería de los efectos especiales dibujará los paisajes fantásticos que caracterizan este premiado producto televisivo. Allí, unos 40 extras y siete personajes del reparto habitual deberán poner en práctica sus dotes artísticas para culminar la filmación de la única escena que, al parecer, tendrá lugar en este espacio.
Ya me hubiera gustado a mí, y seguro que a nuestros representantes en el Ayuntamiento, que una productora de tanto renombre y con tantos ingresos, hubiese visto la necesidad de velar por el patrimonio histórico y haber previsto, aún están a tiempo, de restaurar este monumento, ya que dará la vuelta al mundo. Nuestros concejales tendrían que hacer alguna gestión para implicar a la productora en la importancia de este acto para nuestra Carboneras. Todo es un win-win (tú ganas, nosotros ganamos).
Este monumento es una batería defensiva situada en una de los puntos más altos de la costa del Cabo de Gata (220 metros sobre el nivel del mar), y asentada en la meseta que le da su nombre. Su ubicación permite un amplio campo visual tanto del entorno más próximo como de la costa que ejerce de barrera defensiva.
Vista desde el exterior, la torre presenta un perímetro semicircular en su cara enfrentada a la costa, y prismática en la cara opuesta, en la que sobresalen los núcleos de escalera que comunican interiormente los distintos niveles.
Las primeras noticias en las que se encuentran referencias a la meseta de Mesa Roldán se pueden rastrear a partir de la incorporación del territorio a la corona de Castilla. Una de éstas primeras noticias es una instrucción del año 1497 que señalaba la estancia de Mesa Roldán en la que había dos guardas que habrían de cobrar 25 maravedís diarios a cada uno, una cantidad más elevada de lo habitual por lo peligroso de las numerosas correrías de piratas berberiscos.
En 1764, reinando Carlos III, se recuperó su uso y se inició la construcción, sobre la vieja estancia, de la torre artillada que ahora conocemos. Su construcción se concluyó sobre 1766.
Aunque fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 1985, actualmente presenta un estado de conservación deficiente con derrumbes y pintadas.