10 años de agotamiento. De sin razón. Es lo que viven los carboneros después de que los jueces y grupos de presión haya ganado la batalla que enarboló en su día una Cristina Narbona, entonces ministra de Medio Ambiente, socialista, igual que sus amigos de la Junta y de Carboneras, para destruir el sueño de un pueblo que ha tenido que soportar que los diferentes ministros de Madrid, nos coloquen las cementeras y las centrales térmicas, focos que poco tienen de medioambiental si lo comparamos con un Algarrobico. Hoy nos hemos convertido en el dime y direte de todos los que antes lo permitieron, jueces y políticos, y ahora dejan abandonados a 8.000 habitantes que piden a gritos vivir del turismo. No hay ningún carbonero no quiera vivir en su tierra, y de su tierra, y este hotel, a pesar que haya gente que no comulgue, suponía un halo de esperanza. Hoy leo en EL MUNDO las declaraciones de nuestro alcalde y en vez de sacar pecho, casi se autodenomina “paleto”. Sin embargo, en las palabras del que es hoy el concejal de Turismo, Pascual Hernández, por lo menos hay una ventana abierta al futuro, ganas de pasar página para buscar una alternativa turística a un pueblo que se lo merece y que ofrece un gran potencial.
Pero lo que más debería preocuparles de todo este desastre es que el consejero de Medio Ambiente de la Junta, José Fiscal y la ministra del ramo, Isabel García Tejerina, se reunirán el 29 de febrero en Madrid para acercar posturas y activar el protocolo para el derribo del hotel El Algarrobico. Y sin embargo, no aparece por ningún sitio que papel jugará en esta parte de la película nuestros gobernantes. Algo también tendrá que decir el pueblo al que han castigado y mareado y han dejado de “delincuente mediambiental” cuando tanto Madrid, como Sevilla autorizó esta obra, y de hecho las hemerotecas están ahí. No sé si nos ocultan algo y las tuberías del poder están llenas de recovecos que jamás conoceremos pero lo que está claro que aquí el pueblo no se saltó ninguna ley a la torera, porque antes les hubieran cortado las alas. Pero nadie habla del fracaso de nuestros políticos, los de Sevilla y Madrid.
Este conflicto, ya casi, no tiene vuelta atrás. Porque hubo muchas presiones para que Carboneras se convirtiera en cabeza de turco de una gestión nefasta de todos los políticos, de todas las Administraciones y de organizaciones y asociaciones que se alimentan de subvenciones y son auténticos lobbys de presión. Este país no necesita héroes. Necesita compromiso y honestidad. Necesita construir pilares sobre los que edificar una sociedad más justa, más solidaria, y aquí nos han dejado a todos con el culo al aire.
Menudo mal sueño ha tenido Carboneras. Pero sólo la muerte no tiene remedio. Ahora quizás sea el tiempo de que se unan nuestros políticos y defiendan qué papel tiene que jugar un pueblo en la demolición que se convertirá en circo nacional. Ahora es cuando los grupos políticos de nuestro pueblo, unidos, tendrían que dar todos la cara, y velar y defender que ese plan de regeneración, se quede en Carboneras, que es el único gran perjudicado. Porque Mójacar, Vera, Garrucha, Roquetas de Mar, Adrá. Madrid, Sevilla no vendrán en nuestra ayuda, ni tampoco esos políticos que hoy agachan la cabeza y nos dejan tirados en la cuneta. Carboneras, con un desempleo superior al 20 por ciento, necesita un plan que impulse la creación de empleo. No sé si nuestros gobernantes estarán a la altura.
El Algarrobico produce vértigo. Si para desmontar judicialmente este asunto han sido necesarios 10 años (y lo que te rondaré, morena, porque ahora se abre un contencioso entre Administraciones para determinar quién debe pagar los gastos de demolición y limpieza, contencioso que no provoca la menor urgencia en el Gobierno actual) ¿cuántos decenios serán necesarios para acometer la corrección legal de todos los atropellos urbanísticos cometidos en el litoral? Tirando por lo bajo, y considerando solo la costa mediterránea, unos 300 años. Este es el triunfo de la ilegalidad.