Ser empresario es algo muy complicado en estos tiempos. Tras la crisis, más de uno ha sufrido en sus carnes la dureza y el golpe de la economía, y sobre todo, en Carboneras, donde existe unos de los índices de paro más alto de la provincia. Reconocer la labor de un empresario es digno de alabar, por eso, cuando subió a recoger el galardón del año, Pedro Caparros, sentí cierta satisfacción.
Porque su trayectoria así lo merece. Un hombre sencillo, honrado, incombustible y gran empresario. Aún recuerdo cuando mi madre me mandaba con veinte duros a la calle Sorbas a comprar en una olla leche merengada. Sí hasta allí me llevó este premio. Su historia está llena de anécdotas de trabajo y tenacidad, y como no de talento para saber invertir y ahorrar para sobrevivir a todas las épocas. Hoy su hijo le toma el relevo, pero Pedro, será Pedro Caparros. Un pequeño empresario, como muchos de Carboneras, que han quitado tiempo a sus hijos y familia para volcarse en su negocio, que no saben que son las fiestas ni los fines de semana, que comprometen su patrimonio para sacar adelante su negocio y que consideran a sus trabajadores como un gran equipo como una familia.
Estos son los hombres, espejo para cualquiera de nuestros hijos, que con tesón, actitud y mucho sacrificio, han conseguido lo que tienen. En tiempos muy complicados, muchos de estos pequeños empresarios han sacado de sus ahorros para no cerrar la empresa y mantener los puestos de trabajo, y eso son los que hoy tiene la sociedad que aplaudir.
También, hay que aplaudir el salero de nuestras reinas de las fiestas. Un olé por ellas, mira que son guapas las chiquillas de Carboneras.
Y le vamos a pegar un pequeño tirón de orejas al youtuber de Carboneras, Antonio, muchacho que te estás pasando de frenada, y al final...
No hay comentarios:
Publicar un comentario