El Faro de Mesa Roldán se asoma a un acantilado de 220 metros. Y desde allí Mario Sanz, uno de los últimos fareros que siguen en activo en España, otea un horizonte marítimo de más de 150 metros en los que ha visto de todo o casi todo: rayos, barcos incendiados... Un madrileño que vive Carboneras en su intensidad cultural. Y de hecho ha montado un museo que recoge piezas históricas relacionadas con la vida de los fareros y reproducciones de faros, pero también piezas (pinturas, fotografías) que le ceden artistas inspirados por este mundo. También ha investigado 150 años de diarios escritos por sus predecesores, que encontró en el faro, y ha escrito una historia del lugar.
Según Almeríapedia, una real orden de 18 de diciembre de 1857, rectifica el plan de alumbrado que no contemplaba ninguna luz entre Cabo de Gata y Cabo Tiñoso, proyectando una luz intermedia para conectarlas. El 31 de diciembre de 1863, el torrero 1º Eustasio Page y el torrero 2º Francisco Manresa, inauguran el faro, con un aparato de 3º orden de luz fija blanca variada con 3 destellos. La lámpara Degrand consumía aceite de oliva, a partir de 1882 se cambia por un mechero Dotty de parafina y, en 1901, pasó a consumir petróleo.
Su torre octogonal de 10,5 m. de altura, unida a la altura de la meseta donde se ubica, deja el foco luminoso a 220 m. sobre el nivel del mar, lo que le hacía ser el faro más alto de la península, hasta que se inauguraron sus vecinos de la Polacra y Castell de Ferro.
En 1923 se remodela dando apariencia de grupos de 4 destellos con luz blanca. Se modifica el aparato óptico por la Maquinista Valenciana, sustituyendo la parte giratoria por 4 lentes verticales alternadas con pantallas sobre un flotador de mercurio, accionado por maquina de relojería y lámpara de vapor de petróleo a presión Chance. El 2 de junio de 1972, Rosendo Granados escribe en el diario: “Con esta fecha día del Corpus Christi comienza a funcionar esta señal con red eléctrica”. La señal se electrifica con una lámpara de incandescencia de 3.000 W y dos grupos Ruston de reserva.
En 1986 se automatiza cambiando la linterna, óptica y equipo de iluminación. En este faro aislado la vida fue dura, fueron frecuentes las caídas de rayos, tempestades de agua y viento, pero la más rara es esta que nos relata Simón Fuentes el 2 de febrero de 1934: “Durante toda la noche los cristales de la linterna que dan a la parte norte han estado completamente cubiertos de nieve y aunque a intervalos y con exposición de la vida hemos procurado baldearla de la cornisa y de los cristales, no deja de haber sido un gran inconveniente para los efectos de los navegantes, por la magnitud del sector que ha estado sin alumbrar.” En la vida del faro, ha influido sobremanera la existencia de las canteras que se ubicaron en la misma Mesa de Roldán y dieron grandes sustos y problemas a los técnicos entre: se rompieron cristales, se paró la óptica, se desplomó parte del techo del faro, etc.
Desde el faro se ha visto pasar la historia de Carboneras, naufragios en la Punta de los Muertos, las maniobras de los marines norteamericanos entre 1975 y 1977, la construcción de todos los Puertos de Carboneras; pero eso sí, siempre a vista de pájaro.
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