martes, 26 de marzo de 2019

Adiós D. José: Oh general español... Que allá en el cielo sigas dictando historia para Carboneras



Nos dejó de madrugada D. José Fernández. El maestro, el responsable de todos los diálogos de los Moros y Cristianos. Hoy llora Carboneras, lloran los morillos y los cristianillos, llora San Antonio, y lloran muchos alumnos/as que tuvieron la oportunidad de compartir horas de clases con este gran docente.

La Glorieta y la Playa de los Cocones este año se quedará huérfana el día 13 de junio. A las diez de la mañana dan comienzo la primera de las dos representaciones que tienen lugar en la jornada matinal, donde las Tropas Moras lograron vencer a los cristianillos y llevarse como botín al Patrón carbonero, nuestro gran San Antonio de Padua. Ya no veremos a un señor, con mayúsculas, con unos folios detrás del General Cristiano, ni del Rey Moro, ni de los Alférez ni del Embajador.

En la retina quedará este hombre que ha dado vida durante casi 40 años, a los diálogos, con ciertos toques de simpatía e ironía que hacen reír a los carboneros. Una representación que cuenta con más de cuatro siglos de antigüedad, y que se gana con pulso año tras año gracias al trabajo de los organizadores, como José Antonio, su padre, José y demás compañeros de tropas, dejar huella y renombre.

Don José se ha marchado en silencio, como él siempre se comporto en esta vida, con elegancia, humildad y pasión por lo que le gustaba. Lejos de protagonismos, siempre estaba ahí cuando tocaban a la puerta.

“El Marqués del Carpio encargó a unos monjes de Orce, porque ahí ya llevaban tiempo haciendo Moros y Cristianos. No se si este hombre estaría aquí, pero en sus manuscritos hace muchas referencias de nombres de la zona”, dijo en una entrevista Don José Fernández, maestro jubilado  y responsable de la recreación de la fiesta.

Los textos que se reproducen en las fiestas Patronales de San Antonio de Padua conservan todos los textos originales, motivo que le otorga más interés. Y él se encargó como un buen escultor cincelar unos textos preciosos y que siempre estarán ahí para las futuras generaciones carboneras.


Con tan solo catorce años participó por primera vez en esta representación y no había dejado de hacerlo hasta que anoche le sorprendió la muerte. Es una pena. Se marcha el "padre" adoptivo de la relación de Moros y Cristianos. Gracias a él, esta tradición representación está más viva que nunca. Siempre se le recordará.


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