El alcalde de Carboneras, Felipe Cayuela, hoy le dio un gran balón de oxígeno a Salvador Hernández.
Y no quiero pensar la gran tirolina que le ha lanzado su chacho, Francisco Hernández Venzal, que hoy está haciendo un flaco favor a su sobrino. En vez de asesorarle como un buen cronista, le está poniendo en bandeja a los ex colegas de Felipe del GICAR que saquen su mejor sonrisa. Felipe se quedó sólo en el Salón de Plenos, sólo acompañado de un Partido Popular que se rinde ante un alcalde que ya no sabe que calle coger para no dar cuentas del estado caótico en el que se encuentra el Ayuntamiento.
Pensaba Felipe como la canción de los Panchos, si tú me dices ven lo dejo todo, pero no fue así, porque no puedes convocar un pleno de urgencia por un asunto que se sabe de antemano y no hay una fuerza mayor que lo obstaculice.
Fuerza mayor es convocar un pleno urgente para dar cuenta de lo que le pidió su compañera de partido y concejala en el Ayuntamiento, Maria Ángeles, las facturas que ha cargado a sus familiares o que explique de una vez que presiones sufrió de su antiguo amigo, Salvador Hernández.
Creo que el chacho de Felipe, Francisco Hernández Venzal, hoy no tiene un buen día como cronista porque los datos saltan por los aires y él está desvelando que tenía información sólo accesible a los concejales convocados y cuyo registro de salida del Ayuntamiento fue las 3 menos 20 de la tarde.
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