La puesta de largo de Felipe Cayuela & Salvador Hernández me la imaginaba de otro color. El Partido Popular ha entrado en Carboneras de la mano de un independiente y lástima que su plana mayor en Almería no arroparán a nuestro nuevo alcalde. Me hubiera encantado haber visto a Javier Aurelio García o a Ramón Fernández Pacheco o a Carmen Crespo o a Luis Rogelio o a Gabriel Amat o a Pablo Venzal que tantas ganas tenían de volver a nuestro pueblo. Un hecho histórico que quedó bastante deslucido. Faltaba color azul, tan sólo decidieron enviar a un senador (que no es cualquier cosa) de Guadalajara que lleva tiempo siendo un cargo electo por Almería, Rafael Hernando.
También, me sorprendía como el segundo de abordo de Ciudadanos, Agustín Cánovas, se asomaba al balcón municipal como si de un nuevo miembro de la nueva corporación municipal se tratase, se hacía fotos como uno más con la nueva corporación municipal y pasó revista dando besos y abrazos a todos los empleados del consistorio, al igual que lo hicieron los recientes mandatarios. Si algo que llama poderosamente la atención, a no ser que Ciudadanos que en las últimas elecciones ha dejado de tener presencia en todas las autonomías y principales ciudadanos, confíe en el efecto Salvador para resucitar el partido.
Pero lo que más me entusiasmó fueron las declaraciones de Felipe Cayuela abogando, defendiendo y apoyando que la lista más votada, con su líder a la cabeza, fuera su nueva línea de negocio, lejos de las lecciones de anteriores votaciones cuando sin ningún tipo de escrúpulos se unía al que tocase para derribar y echar al PSOE de Carboneras. Pero si así piensa nuestro nuevo alcalde, habrá que aplaudirlo y dejarlo actuar ante una oportunidad histórica que tiene en sus manos de aprovechar el mapa de azul y traer proyectos generadores de empleo y de bienestar social para nuestro paraíso.
Salvador Hernández tenía un difícil papelón que realizar en el pleno de investidura. Hasta altas horas de la madrugada rogando ser alcalde con tan sólo algo más de 300 votos y uniéndose con su querido amigo Felipe al que no quería casi ni muerto y con el que llegaron a las manos en varias ocasiones. No obstante, no seré yo la/el que piense en la bondad de la gente de bien que quiere lo mejor para Carboneras y para su ciudadanía.
Los valores de Salvador Hernández también han quedado en entredicho porque si bien en sus mítines no ocultaba que jamás pactaría con el PSOE, las negociaciones han estado abiertas hasta la misma madrugada del viernes, cuando lo más fácil para ambas formaciones Ciudadanos y PSOE era caminar cada uno por su camino. Porque Salvador a menos de semanas de entrar en el último pacto del PSOE ya se decantó por montar una moción de censura, algo insólito en cualquier corporación local, lejos de los intereses para un pueblo; y porque lo tenía tan fácil como abstenerse y dejar a la lista más votada gobernar y hacer una oposición constructiva, proactiva y en positivo para nuestro queridísimo pueblo.
No obstante, entiendo que la bicefalia Agustín & Salvador estuviera en su interés en el balcón y en los sillones (entre los intereses personales anda el juego) y que cada uno intente solucionar su futuro como el deseado por muchos carboneros. Y no seré yo quien les diga que no volvemos a los Reyes Católicos, donde tanto monta, monta tanto Isabel como Fernando.
Y si, y me siguen llamando la atención los centenares de cohetes. Casi 30 años de cohetes en fechas que no son San Antonio ni la Virgen del Carmen. Espero que Felipe y sus nuevos compañeros puedan poner cordura, diálogo y sentido común ante un panorama en el que entran en otra liga, el PP almeriense y autonómico estará vigilante y querrá lo mejor para un lugar que siempre han querido. Ojalá lo que piensan desde la cúpula de la organización puedan ser excelentes buenas noticias para nuestro pueblo, porque entiendo que tanto el PP, como PSOE, Ciudadanos, Vox o Izquierda Unida querrán que Carboneras pueda estar en la élite de los pueblos andaluces.