Qué pena me da la realidad política de Carboneras. Lamentable, desastrosa, desolada, hundida o conmocionada. La única triste, perdida, devastada y olvidada es Carboneras. Una palabra conformada por 10 letras que abrazan a un pueblo maravilloso, idílico, remanso de paz sólo perturbado por la ineficacia, la inoperancia y la falta de ética y valores de unos gobernantes, que olvidan sus calles, sus servicios, sus deportes, su cultura, sus asuntos sociales. las preocupaciones y problemas de sus ciudadanos en beneficio de engrandecer su YO y su falta de escrúpulos, por no decir sus bolsillos.
Qué lastima que me da Carboneras. Abres los diarios y las redes sociales y parece que viven en un locura, en una catarsis política de la que todos padecen olvido, descaro, desvergüenza. Todos, con la espada en alta para acribillar al adversario sin miramientos hacia Carboneras. Enredados en el odio, la soberbia y la altivez en contra de Carboneras.
Qué tristeza da ver Carboneras hundida en el fango de la política oscura, de los actos turbios, sucios, deshonestos, manipuladores y juegos de doble moral.
Y así está Carboneras, dolorida, angustiada, sola y lamentada por unos políticos que son una auténtica ruina y vergüenza para las 10 letras que engloban a muchos sueños e ilusiones de ciudadanos/as, jóvenes y mayores, niños y adultos que quieren vivir en su pueblo, que se levantan todos los días con ganas de subir las persianas de la vida, que necesitan una política limpia y transparente con hombres y mujeres a la altura de lo que merecen: respeto y dignidad.